viernes, febrero 13, 2015

Las mil y una burradas.

Es necesario, casi imperativo, emitir una opinión a lo que considero una animalada generalizada. Algo que trasciende a las categorías de este sitio, no sabiendo si ponerla en las animaladas mediáticas o en las libreras.
A raiz de la novela Las "Mil y una Noches", ha surgido un furor por el libro clásico. Cosa que nada, o apenas, tiene que ver con la novela de tv. El martes tuve un debate con alguien que decía que el libro era el de la novela, semejante burro , no cedía ante los que si saben, que eramos varios que afirmábamos lo contrario. Según este engendro encefaloplano, que la mina se llame igual a la del libro, es condición suficiente para que la novela se base en el libro. La realidad, es que la semejanza termina ahí. Ya que la historia de Scherezade en el libro original es meramente el marco o excusa para contar-compilar-recontar, todos los cuentos populares árabes. Desde Simbad y sus siete viajes, el ladrón de Bagdad, Aladino y la lámpara maravillosa, etc. En su momento, fue pensado quizás para poder compendiar las historias populares que muchas veces se contaban oralmente y no habían sido transcriptas.
Desde la salida de esta novela televisiva, la búsqueda del libro se convirtió en Habitus, diría Bourdieu, pero no con Gusto. No saben ni porque buscan el libro, pero recién al llegar a las últimas páginas se dan cuenta de la lejana semejanza. Educados por la televisión, estas gentes me hacen acordar a esos ratones en el laberinto, corriendo detrás del queso. No son muy diferentes en este caso, del mencionado anteriormente, ante la desaparición física de García Márquez. Ahora que salió esa novela, se acordaron que existía un libro llamado igual. Me hace acordar al diálogo de Steve Buscemi en la peli "Airheads", cuando piden cosas ridículas para luego poder alegar demencia.
-60 copias de Moby Dick-
-¿El libro o la película?-pregunta la rubia secretaria.
-¿Hicieron el libro?-
QuE Hiiiiiijo de...!

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